Malinalco

A 104 km de la capital, en un hermoso valle verde y exuberante, a los pies de la montaña se encuentra Malinalco. El pueblo, heredado de los antepasados, está construido de las calles empedradas, las casas de adobe, historias y sueños. Los paisajes verdes y un entorno tranquilo lo convierten a un lugar ideal para el descanso y la reflexión de lo eterno. Las calles de Malinalco están salpicadas de flores que adornan también las paredes de mansiones coloniales y de iglesias pequeñas de los siglos XVI-XVIII. Todo en el pueblo hace un llamado a un viaje hacia el pasado de México.

En los cuentos y leyendas locales Malinalco siempre ha sido un lugar mágico. El nombre de la ciudad significa "el lugar de culto de Malinalxóchitl", y ella, la hermana de Huitzilopochtli, era la diosa de la brujería, los misterios y otras artes oscuras, e incluso supuestamente vivía aquí por algún tiempo.

En el Cerro de los Ídolos se encuentra la zona arqueológica de Malinalco, Cuauhtinchán, una de las más pintorescas en el estado de México. El nombre de la zona se traduce como "la morada de los hombres valientes y fuertes", "un lugar donde los soldados águilas y ocelotes están", "los invencibles de espíritu" o "los representantes del sol en la tierra". Cuauhtinchán es en realidad la fortaleza fijada en la parte superior de la montaña, y es de particular interés porque es una de las cuatro ruinas monolíticas existentes en la tierra. Alrededor de años 70s del siglo XV estas tierras fueron conquistadas por los aztecas; los forasteros convertieron la ciudad en un santuario para sus mejores soldados, los miembros de las castas de Águilas y de Jaguares. Ellos fueron los que construyeron en el Cerro de los Ídolos una fortaleza encima de un viejo lugar para las ceremonias.

El templo central del área, Cuauhcalli o Casa de Águilas, les sirvió a los aztecas como el lugar para la ceremonia de "iniciación a la edad adulta". En otras palabras, este fue un templo limitado para la élite militar. Singularidad del mismo está en lo que ese templo fue en parte tallado en la roca y diseñado como la boca de serpiente. La entrada al templo está custodiada por los jaguares de piedra y en el centro de espacio se encuentra un águila de piedra como el símbolo de valor militar.

El santuario de los Guerreros -Jaguares y Águilas- por su solidez se compara con el templo de la cueva en Ellora de India y el templo de Abu Simbel en Egipto. Hoy en día la zona arqueológica de Malinalco es la única antigüedad azteca del país que se encuentra fuera de la Ciudad de México.